lunes, 23 de marzo de 2009

El poeta no solamente debe cantarles a las
estrellas cuando se está ahogando la humanidad
en mares de sufrimiento.
Hecocu
NOCHE DE BRUJAS

Por Héctor José Corredor Cuervo

En noche, con dolor humedecida,
van enjambres de chicos inocentes
mendigando dulzura a indolentes
para vivir en paz sin homicida.

Tras disfraces de múltiples colores
ellos ocultan espanto y terror
que sienten por la acción del malhechor
el que asecha detrás de bastidores.

Ellos llenan el aire de alegría
en cielo ennegrecido por violencia
y le piden a Dios sólo clemencia
para el niño que sufre de agonía.

Ellos tienen valor de golondrinas
que tejieron su vuelo a lontananza
y llevan en el alma la esperanza
de no ver mutilados por las minas.

¿Por qué quienes actúan disfrazados,
como sombras o brujas sin conciencia,
no cavilan con tino y con sapiencia
para cubrir al gamín desarrapado?

¿Por qué no damos mano generosa
al mendigo que sufre día a día
y enfrentamos con fe y con gallardía
el espanto de una horda peligrosa?

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