Por Héctor José Corredor Cuervo
Cuando salgo de mi Patria
y piso un extraño
suelo,
me hace falta la
alegría
y se me entristece
el cielo.
Me hacen falta la
familia,
el consejo del
abuelo,
la radio con
melodía,
el porro, el
sanjuanero,
el mapalé y la
cumbia,
el joropo del
llanero,
la voz de la Momposina,
el ciclismo de
primero,
la tonada
campesina,
el fútbol del cinco
a cero.
Me hacen falta la
sabana,
la costilla de
cordero,
la mazamorra con
panela,
el compañero
sincero,
el buen postre de
la abuela,
la bondad del
pordiosero,
la pulpa de la pitahaya,
el desfile
silletero,
el jugo de
tamarindo,
el asado tolimense,
la ciclovía del
domingo,
el cocido
boyacense.
Me hacen falta el
manjar blanco,
la alegría de los
viajes,
el aguardiente de
estanco,
el pandebono en
peajes,
el roscón con
gaseosa,
el transporte de
equipajes,
la partida
cariñosa,
la belleza de dos
mares,
las tiendas de las
esquinas,
el tinto suave y
caliente,
los chismes de las vecinas,
la ternura de la
gente.
Me hacen falta las trovas,
el reinado del
bambuco,
el concurso de
bandolas,
la guabina de
Arcabuco,
el frío de
cordilleras,
las artesanías con
greda,
el carro de
balineras,
la bella iglesia de
sal,
el desfile de
balleneras,
las flores de mi
rosal,
la cometa
colombiana.
Me hacen falta el
jipijapa,
el sabor de
mejorana,
los amasijos de
Paipa,
el abrigo de la
ruana,
la música de los
buses,
el paseo en
transmilenio,
el cerro de las
tres cruces,
el conductor de
buen genio.
Me hace falta el
rock de parques,
los paseos al
arroyo,
el Nobel García
Márquez,
Manuel Elkin
Patarroyo,
los bocadillos
veleños,
el reinado de
belleza,
el acento del
sureño,
el navegar en
represa,
la chispa del
antioqueño,
la gente con su
nobleza,
las esmeraldas de
ensueño.
Me faltan el arroz
con coco,
el friche de La Guajira,
las arepitas de
choclo,
los bizcochitos de
achira,
el cantar del
diostedé,
los paseos en la
chiva,
el cerro del
Pacandé,
las canciones de
Shakira,
el trato del “su
merced”
los poetas con su
lira,
la hormiguita
colona,
la subida a
Monserrate,
el plato de la lechona
y el tamal con
chocolate.
Colombia:
Cómo me duele
sufrir,
cuando estoy en tierra
extraña,
tan solo deseo
vivir
para morir en tu
entraña.