jueves, 18 de junio de 2020

¡CÓMO TE EXTRAÑO, PAPÁ!


Por Héctor José Corredor Cuervo 

 

Ayer que te vi partir

en final viaje hacia el cielo

empecé yo a sentir

la soledad como el hielo.

 

El sonido de tu voz,

que traía buen consejo,

en su atardecer precoz

se esfumó con el cortejo.

 

El faro que fulguraba

en la noche más oscura

y que en la cima brillaba

a lo lejos ya no alumbra.

 

Los espejos de tus ojos,

donde se miraba el alma

se fueron con los despojos

y perdí toda la calma.

 

Los mimos y las caricias

que venían de tu mano

dejaron de ser albricias

para este ser humano.

 

La abundancia de comida

que en nuestra mesa existía,

ya no sustenta mi vida

ni siento misma alegría.

 

El huracán de tormenta

y que en esta vida apura

es el que ahora alimenta

mi cuerpo en la desventura.

 

Ahora estoy solitario

perdido entre fatal bruma

cual bajel sin operario

que se hunde como la espuma.

 

 


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